lunes, 18 de julio de 2011

Desmemoria



Tenemos que aprender a drenar, dejar ir, desintoxicarnos. Soltar esos recuerdos que apretamos contra nuestro pecho a pesar de ser miles de fragmentos de vídrios rotos, que nos apuñalan, que nos hieren, que a la luz brillan como astros y a oscuras nos desangran. Tenemos que dejar ser, lejos de nosotros, esos sentimientos inertes, que se mueven porque los impulsamos a moverse con nosotros y hacer que se quedan estáticos, atrás, por no tener un impulso que los lleve más adelante. Olvidar, sí, sería eso. Que nos de Amnesia con los malos entendidos, las experiencias negativas. No recordar ese primer beso mágico a la luz de la luna con alguien que luego se marchó y nos dejó toda una carga de sentimientos encontrados, confundidos, adoloridos. Hacerse el tonto a la hora de recordar esa salida a la heladería o a casa de algún amigo que ya no está, que se fue, cuya amistad no resultó o no era lo que se pensaba. Así como enterramos a nuestros familiares en el cementerio y muy extrañamente les recordamos, más no asistimos, sino muy, muy rarísima vez a sus tumbas, a mirar algo que está podrido varios metros bajo tierra, sellado por un montón de piedra; así, justo así deberíamos deshacernos de esas memorias que nos atan a un pasado que ya pasó y no nos deja caminar hacia el mañana. Sí, los recuerdos están enterrados cada vez a más metros en el pasado, pudriéndose, desintegrándose; sin mencionar que nuestra atadura a ello causa enfermedades, infecciones, dolencias, padecimientos a nuestra alma, al ánimo, al corazón, a nuestro Ser, que cuando se mantiene de esa forma, pasa de Ser a Estar y se desvanece el desarrollo interior de cada quien. ¿Por qué no sepultamos y sellamos en una tumba los recuerdos que no nos dejan avanzar? ¿Por qué no dejamos que se pudran y se consuman solos, sin afectar a nadie? Llevémonos al futuro un racimo de recuerdos, memorias, sentires, emociones que siempre sean flores frescas y, si por casualidad alguna de ellas se marchita, dejémosla atrás, porque pudrirá nuestras flores sanas, tal como una manzana podrida pudre a las demás. Deja atrás lo que en el camino sólo será una carga y lleva contigo lo que pueda serte útil. Olvida, perdona, comienza desde cero cada vez que se necesite, por más difícil que sea, si pudiste hacerlo una vez, podrás hacerlo todas las veces que te lo propongas.

~Mariana Verónica.

1 comentario:

  1. wow si, algunos malos recuerdos son como un veneno...bastante bueno, debemos ser libre sin cargas sin penas :3 me encanto

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